sábado, 17 de enero de 2015

Fotografía en 3D





A continuación os voy a mostrar algunos de mis primeros experimentos en el campo de la fotografía en 3D. Este tipo de tomas se llaman imágenes anaglifas o anaglifos y básicamente son imágenes en dos dimensiones capaces de provocar un efecto tridimensional cuando se ven con gafas especiales (en este caso, utilizando filtros de diferentes colores para cada ojo).

En realidad, el procedimiento para obtener este tipo de imágenes no es nada novedoso; se basa en el fenómeno de síntesis de la visión binocular y fue patentado por Louis Ducos du Hauron en el 1891, hace ya más de cien años.

A continuación de las imágenes, para los que os interese, tenéis un poco más de información del funcionamiento y la forma de obtención de ellas. Recordad que es necesario disponer de unas gafas especiales de 3D con filtros rojo y cian para poder verlas bien. Como podéis observar, este tipo de fotografía no sólo se puede aplicar en paisajes o exteriores; además puede ser de gran utilidad en fotografía artística o de producto. Por supuesto, si hablamos de fotografía de producto en internet, siempre será más práctica una visión de 360º que una fotografía estática, lo bueno que este tipo de imágenes pueden utilizarse en medios impresos sin que se pierda el efecto y por lo tanto son idóneas como reclamo publicitario de alto impacto visual en revistas o catálogos.

Benasque, Huesca (04.03.2012)


Embalse de Barasona, Huesca (03.03.2012)




Monasterio de Piedra, Zaragoza (09.03.2013)


Cámara Brownie (13.05.2014)


Figura de coleccionismo (11.11.2014)


El funcionamiento de estas imágenes es semejante al de la visión humana. En la realidad, nuestros ojos captan dos imágenes planas ligeramente diferentes que nuestro cerebro se encarga de fusionar y procesar para producir la sensación de profundidad y permitirnos así desenvolvernos en nuestro entorno. Como curiosidad, deciros que esta capacidad no es algo innato y que se va aprendiendo con el tiempo. Recientes experimentos en gente ciega de nacimiento que ha conseguido recuperar la visión han demostrado que una vez recuperada ésta, esas personas, al principio, son incapaces de andar y moverse por su cuenta sin tropezar porque su cerebro no es capaz todavía de procesar distancias. Esto podría ser lo mismo que sucede con los bebes que cuando intentan coger algo, hay veces que no consiguen alcanzar su objetivo.

A partir de esto, tenemos que al tomar una fotografía lo que se obtiene es una imagen plana. Al verla con nuestros ojos, ambos ven la misma imagen, no hay variación entre lo que ve uno y otro de modo que nuestro cerebro interpreta esto como un plano y perdemos la sensación de profundidad de lo que aparece en la fotografía. Para conseguir esa sensación necesitamos que cada uno de nuestros ojos vea una imagen ligeramente distinta, por tanto, necesitamos engañar a nuestro cerebro para que cree esa tercera dimensión.

Es necesario conocer como funciona nuestra visión para poder engañar a nuestro cerebro y que interprete en una fotografía una profundidad que no existe. Nuestros ojos tienen dos tipos de sensores diferentes para captar la luz. Unos se encargan de medir la intensidad, es decir, si en un sitio hay mucha o poca. Estos sensores interpretan la luz como una imagen en blanco y negro, siendo blancos los puntos saturados de luz y negros los puntos totalmente ausentes de iluminación. El otro tipo de sensores se encargan de distinguir los colores. Para ello detectan simultáneamente tres colores básicos: Rojo, Verde y Azul. Estos colores, al mezclarse en diferentes cantidades son los que generan el resto de colores que podemos apreciar.

En estos ejemplos, los primeros sensores nos van a indicar las zonas de luces y sombras de la imagen y si bien ayudan a la comprensión de la profundidad de la imagen, no es necesario hacer ningún tipo de retoque para conseguir el objetivo. Lo que se hace es jugar con el segundo tipo de sensores de nuestros ojos para hacer que un ojo capte algo distinto de lo que capta el otro. Para ello se hacen dos tomas desde dos puntos de vista ligeramente desplazados el uno del otro. Posteriormente en el postprocesado de las imágenes, lo que se hace es intercambiar selectivamente los colores entre las dos imágenes para crear una nueva que mediante la utilización de los filtros de color adecuados sea capaz de engañar a nuestro cerebro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario